Somos niños que nacen y crecen. Hoy tengo ganas de jugar con el niño que existe dentro de ti.
Desperté con las manos sucias y el cabello enredado, ven y salgamos al parque. Ese pequeño lugar con dos árboles y pocas flores donde pateabamos la pelota hasta que alguien se caía y la sangre llamaba a las madres siempre atentas.
Ven a mi casa en la noche para escuchar a mi padre quejarse de lo pesado del trabajo, es siempre muy divertido verlo funfuñar mientras ve las noticias.
«¡¡¡pero si es siempre a misma mierda!!!» dice él sin darse cuenta que estamos a su lado.
Y dormiremos tarde, aún cuando mi madre apague la luz y nos diga buenas noches. Pues en la oscuridad se cocen los mejores argumentos para las más osadas acciones a realizar el domingo por la mañana.
Ven a mi casa con tu niñez en los ojos y la desverguenza en tu piel, pues quiero trepar a un árbol, alto muy alto… para luego caer y reirnos a quijada partida del dolor en nuestros traseros.
Quiero salir y correr muy rápido. Soñando que soy el hombre Incréible y tú mi archienemigo.Y así juntos combatiremos por el control mundial.
No olvides tus juguetes, pequeños pedazos de tu niñez que traen olores y sabores de lo fantástico. El mundo donde lo imposible es cotidiano y donde la sopa es el arma mortal con la que nos vencen cada tarde.
Ven pronto, que mi mamá quiere saber cuántos platos pondrá en la mesa.
Aquí te espero, amigo.