Esfinge

Hoy fui feliz. Dos pasos adelante de mi orgullo, de mi desazón. Fui más fuerte que mis conflictos y bailé con mis recuerdos.

En la mañana un nacimiento confuso, sin certezas, con golpe, con dolor, con frío y sin abrazos, sólo silencio. Sin fama ni direcciones. Mi infancia fue matutina, divertida y casual, sin responsabilidades, olvidadiza de lo crudo del parto y lo vacío de la concepción.

Al mediodía llegó la adolescencia y dudé, me sentí feo y odiado, y creí que odiar era justo y necesario. Y te odie por lastimarme. Mis parpados se tensaron y la mirada se elevó. Eras insignificante, eras un aquel lejano y prescindible.

Luego del almuerzo vino el sopor, la obnubilación. Quería lo imposible, sostenía los sueños insostenibles y alcanzaba mis deseos más inalcanzables. Y dejé de ser adolescente, de odiar, sentir rechazo y decepción. Crecí.

En la tarde la lucha por la madurez, la búsqueda de la calma ante lo incontrolable. Recibir la violencia sostenida, y aprender en miradas de antiguos lo débil del alma mía. Ayer no supe ser padre, hoy hablé con muchos. Sus ojos llenos de alegría dolida, amaban sin conocer amor, temían ante la verdad de un error.

Hoy fui padre, pero no el que yo puedo ser.

Decisiones. Decisiones. Tic Tac, tic tac.

La muerte se acerca, es inevitable, cruel y liberadora.

¿Cómo deseo morir?

Cuando la pregunta es la correcta la respuesta viene sencilla. Moriré feliz.

Moriré como he tratado de vivir todos los días desde que tengo poder para hacer de ellos lo que me plazca. Moriré hoy feliz.

La muerte me arrancará del mundo, pero no el mundo de mí. La muerte tomara mi carne y mi calor, pero no lo que sentí y lo que mi manos transformaron.

Ja ja ja, la puta muerte creerá que ha vencido al llevarme con ella, pero mi felicidad se queda, pues la oscura sólo se lleva mi cuerpo. ¡Qué patética escena! La tan temida se conforma con carroña.

Mi alegría, mis risas, mis miradas y canciones. Estas palabras y tus ojos sobre ellas (que son los ojos que yo quiero que tengas al leer esto) eso no se lo puede llevar. ¡Eso es mío! ja ja ja

Hoy nací, crecí y voy camino a mi muerte. Hoy fui feliz. Mañana no importa, pues mañana será otro quien nazca en este cuerpo. Mañana será su labor, la de ése reencarnado Adolfo, el encontrar su propia vida y vivirla para ser feliz.

Mi día acaba… mi vida con él. Hoy ya no es hoy. Esto que lees no… podrá… ter…

Silencios

Hoy tengo tanta falta de padre.  Siento silencios en abrazos y miradas que no se encuentran. las canciones no se mueven y la pelota está ilesa.

Es una tarde fría como tu espalda, la que me recuerda las veces que lloré por no entender qué hacías sin mi.

No eras mi padre, ni eras de otro. No tuve padre, no paseos, no cervezas, nada que me haga ser como tú. No sé ser padre, sé ser madre, sé ser abuelo, abuela, tía o tío, puedo ser vecino o puedo ser tu amigo, pero no sé ser padre, nunca lo aprendí.

Aún me esfuerzo por aprender, imitar, conocer y entender. Veo en las calles y grabo las sonrisas, la posición de los dedos, la torsión de los músculos al abrazar, al empujar la bicicleta, al patear el balón. Lo tendré grabado, memorizado y estudiado. Seré padre y necesito esos detalles.

Hoy necesité decirte: «Viejo ven que quiero un consejo»  y escuchar de tu experiencia, de tu hombría, de tu dolor, lo que es ser un hombre de familia.

Hoy necesité saber que un hombre construyó una vida para mí. Que puso sudor, sangre, risas y desesperación por hacer de mí lo mejor que su corazón pudo desear. Hoy miré en mi pasado y vi que no tuve padre y me dolió tanto, tanto, que ya no quiero volver a pensar en ti. Papá.

Una tiza menos

Hoy recordé lo mucho que amo ser profesor. Hoy me senté en la ventana de mi cuarto y mirando el bello parque, escuchando las aves y viendo las hojas moverse por el viento, en ese momento deseé con todas mis fuerzas sentir el abrazo de mis enanos y enanas.

Escuchar sus gritos, sus reclamos porque su compañero lo miró mucho, o el preparar con ellos algún dibujo o mural. Cuánto lo extraño no imaginan.

A veces hablo con ellos, me cuentan sus cosas y me piden que regrese. Yo respondo con cariño que no es posible, pero que trabajen igual de fuerte como lo hicieron conmigo.  Dicen que extrañan los juegos que hacíamos, las comidas que preparábamos o el dejar de hacer las clases un día para poder dibujar.

Amo ser profesor. Amo estar en un aula y amo a mis alumnos.

Hoy sentí un gran vacío en mi corazón, pero con él, la convicción de que quiero hacer más que estar en un colegio.

Como dije en algún momento, amo enseñar, pero es imposible hacerlo en una escuela.

Queridos alumnos de toda mi vida, soy su profesor que trataré de estar cuando lo requieran, pero ahora tengo que ser profesor de otros que me requieren más.

No niños como ustedes, sino de personas más grandes que olvidaron lo divertido que puede ser aprender. Un abrazo eterno, los quiero mucho.

No sé querer

Hoy descubrí que no se querer. Es una habilidad con la que no nací. Una cualidad que me es ajena, extraña…

Veo a las personas a mi alrededor unirse y separarse, simples y tranquilos, porque se querían nada más. Los veo y no lo puedo sentir en mi pecho, ni mis palabras alcanzan para comprender tan pequeño sentimiento, tan lindo y tierno cariño que no crece a ser amor, pero basta en sí mismo.

Querer. Lo he intentado muchas veces, acercarme a alguien y sólo quererla, nada más. Quererla por lo que es o no es, quererla por lo que me hace sentir o por el hombre que hace que quiera ser, pero no puedo, luego de muchos, muchísimos intentos debo reconocer mis propias limitaciones.

Es de sabios el aceptar y sobre eso construir. Hoy acepto que no sé querer. No lo sé y creo que jamás podré aprenderlo.

Tengo que vivir con el hecho simple y sencillo de que lo único que sé hacer es amar. Amo y amo mucho.

Cuando la vida me une con alguien, la amo como la primera vez, como si fuera la última vez que amaré en mi vida. La amo con pasión, con dolor, con alegría. La amo riendo y la amo gimiendo. La amo cuando sus ojos se posan en los míos y desnuda mi interior, la amo cuando me toca la espalda y siento su respiración hacerse fuerte conmigo.

Amo su pasado porque la convirtió en la mujer que está frente a mí. Amo su presente porque lo comparte conmigo y amo su futuro, bajo la eterna esperanza de que lo desee compartir conmigo.

Amo sus dedos gorditos y amo sus cejas despeinadas. Amo cómo no encuentras tus sandalias debajo de la cama. Amo como saltas y me asustas al llegar a casa. Amo cada instante que paso junto a la persona que la vida escogió para mí.

Hoy duermo con la tranquilidad de tener una verdad más en mi vida, pero preocupado por lo terrible de esta verdad… No sé querer… sólo amo… y amar a las personas equivocadas es muy doloroso.